A todos nos duele pensar en el futuro, y en el pasado. Los recuerdos se clavan pero parece que los malos se clavan profundamente, quizá nuestro subconsciente quiera que no los volvamos a repetir.
Las cicatrices del pasado nos recuerdan que hemos sufrido y que no queremos más heridas que tengan que cicatrizar.
Pero también hay que dar una oportunidad a las personas, ya que todos nos confundimos, no todos somos iguales, no todos actuamos de la misma manera.
A mi me han dado muchos palos en esta vida, no solo en el amor, ya me gustaría a mi que todos los palos de mi vida fuesen causados por el amor, pero no, he pasado por cosas que me han hecho cambiar mi forma de pensar y ver la vida, yo no lo veo como palos sino como lecciones que te da la vida y te hace valorar lo que tienes.
Quizás por esas lecciones que me ha dado la vida, por lo que he tenido que pasar y sufrir en mi entorno, que ahora no me voy a poner a numerar porque no quiero dar pena a nadie, pero gracias a ello soy una tía con los pies en la Tierra, soy enamoradiza, pero no soy una estúpida que se deja llevar, que no es materialista, que defiende lo que cree y siente, que valora las pequeñas cosas, vive el momento y no se anda con rodeos.
Lo que venía a decir en esta entrada, después de una reflexión con alguien que lo ha pasado mal en el amor como yo, es que no todos somos iguales, y los errores están ahí para avisarnos no para condicionarnos, hay que dar una oportunidad, arriesgar sobre seguro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario